Santo Domingo, República Dominicana.– Pese a ser cristiana desde adolescente, Raquel Cueto experimentó lo que es la dependencia absoluta de Dios tras la pérdida de dos embarazos en busca de un segundo hijo que había anhelado por mucho tiempo.
El dolor la hizo entender que debía sanar desde adentro y prepararse para aceptar que su primer vástago, Daniel, sería el único, si ese era el designio del Señor.
Pero no fue así. Daniel Ernesto, ajeno a las meditaciones de su madre, se mantuvo en oración y pedía permanentemente un hermanito y, para alegría de toda la familia, su petición fue escuchada y concedida.
“Él lo pidió varón y justo antes de cumplir sus 10 años, lo recibimos junto a toda nuestra familia”, dice Raquel, refiriéndose a su segundo hijo, David Ernesto, que ahora tiene 9 meses.
Para Raquel ser madre “es ser un canal o instrumento de vida para darle gloria a Dios y una responsabilidad maravillosa de formar personas que puedan vivir felices en este mundo y para la eternidad” y como cristiana, quiere que su familia sea un ejemplo del amor, gracia y perdón de Jesús.
De modo que ciñéndose a estas creencias, convicciones y aspiraciones, tiene muy claro cómo desea criar y guiar a sus dos hijos: como lo hicieron sus padres con ella y sus tres hermanas, “con mucho amor, pero con mucha disciplina y protección”.
Creo que los padres deben cumplir su rol, establecer relaciones de autoridad y respeto con sus hijos, pero a la vez conectar con ellos de la forma más asertiva posible, en consonancia con la personalidad de cada hijo o hija. No tienen que llegar a ser sus mejores amigos, pero siempre una relación de amistad, ser confidentes, influyentes y empáticos con ellos, será positivo.
Raquel Cueto de Roa

Al hablar de su madre, se refiere a ella como “la batuta”. Recuerda que siempre estaba presente y disponible. «Me daba mucho seguimiento, a ella ´no se le iba una´ como decimos coloquialmente y siempre tenía una palabra oportuna para cada situación, basada en la Biblia”.
Dice que aprendió mucho de su madre, quien la ayudó a forjar su carácter.
Precisamente de ella aprendió, entre otras cosas, a instruir a sus hijos en la palabra de Dios, que es uno de los retos de la crianza de hoy, además de sembrar valores “en un mundo caído, donde los valores son negociables y se presenta una verdad relativa”.
Asimismo, enseñarlos a tomar decisiones correctas y convenientes en el entorno y en los tiempos en que les ha tocado vivir, reflexiona.
Otro reto para la madre actual es dedicar tiempo a sus hijos. Esa fue la razón principal para que, hace unos años, Raquel dejara su empleo, para el asombro de muchos.
“Durante varios años me perdí parte del crecimiento y avances de mi niño -se refiere a Daniel Ernesto- por mis compromisos laborales. En ese entonces tenía que dedicar casi todo el tiempo al trabajo. Un tiempo de crisis en el matrimonio y la familia me ayudó a entender que debía establecer prioridades y por esto oraba, hasta que junto a mi esposo tomamos la decisión de que yo salga de la empresa, renunciando a una posición gerencial”.
Raquel está convencida de que fue lo mejor porque, afortunadamente, meses después pudo continuar trabajando como consultora en una organización donde encontró el equilibrio que buscaba y necesitaba.
Asegura que el proceso de ser madre resultó mejor de lo que esperaba y hoy puede dar testimonio de vida.
Rememora que Daniel, su primer hijo, nació después cinco años de matrimonio y tres años de búsqueda constante. “Me hablaban de que era infértil, a diferencia de mi madre que quedaba embarazada con mucha facilidad”, indica.
Tres años después del nacimiento de Daniel, Raquel pasó por un proceso de quistes y operación del útero. Ocho meses más tarde tuvo su primera pérdida, y una segunda durante la pandemia de Covid-19.
Fue entonces cuando entregó a Dios el control total de su vida, pensamientos, anhelos y temores. Y en 2022 llegó David.
De su experiencia como madre joven, rescata cinco aspectos con la esperanza de que puedan servir a otras:
- Tener una relación personal y genuina con Dios que te permita vivir coherentemente buscando el bien y aplicándolo en el diario vivir. Pues de nada sirve decir a tus hijos que hagan lo correcto cuando no lo haces tú.
- Dedicar tiempo a conocer tus hijos, hablar con ellos y conectar con todo lo que viven en cada etapa, para apoyarlos e instruirlos.
- Sembrar valores fuertes, equiparlos con herramientas que les permitan actuar con sabiduría y amor.
- Proveer ambientes de sano crecimiento y convivencia positiva con las personas y el entorno.
- Estar presentes, no virtualmente, que los niños cuenten con la atención y cuidado de sus padres incondicionalmente.
Raquel Cueto de Roa
Cristiana y capitaleña. Es la segunda de cuatro hermanas. Hija de Rhode y Samuel. Esposa de Samil y madre de Daniel Ernesto y David Ernesto, los «DERC».
Publicista, con postgrado en Relaciones Públicas y especialización en Comunicación Estratégica. De ejercicio, una apasionada del bienestar social y la protección del entorno. Le gusta conocer personas, establecer relaciones positivas, compartir con su familia y amistades. Disfruta el arte y la naturaleza, es detallista y muy entusiasta.
«Tengo muchas oportunidades de mejora, ay el orden! Hablo contando largas historias (a veces innecesarias), no soy la más disciplinada y me cuesta levantarme temprano, pero siempre quiero e intento hacer todo con amor».