Santo Domingo, República Dominicana.- Las vacaciones escolares son una buena oportunidad para reforzar los cuidados de la alimentación, en especial si su niño o niña tiene obesidad, incluyendo como parte de la dieta tres comidas principales y dos meriendas.
Para la endocrinóloga Maricela Ramírez, tener este hábito hace que tengan menos posibilidad de desarrollar diabetes tipo 2 e hipertensión.
El niño con sobrepeso u obesidad debe ser evaluado por un especialista para determinar su condición hormonal.
“Es necesario hacerle las analíticas en sentido general, junto a una minuciosa evaluación médica. De hecho, algunos casos ameritan también de un especialista en terapia psicológica, pues la conducta alimentaria de todos, pero de forma especial en adolescentes, está muy asociada a su estado emocional”, resalta.
Otra forma de ayudar a contrarrestar el sobrepeso y la obesidad es motivándolo a realizar actividades en familia al aire libre, procurar ir todos a la mesa a ingerir los alimentos y tratar de no utilizar los celulares y demás medios de comunicación o entretenimiento, incluyendo a los padres.
Es importante comprender que el objetivo principal de la ingesta de alimentos no es sólo el placer (aunque esto no está mal), sino el aporte adecuado de nutrientes para que el organismo pueda funcionar de manera óptima para así asegurar a nuestros hijos, tanto la salud física como la emocional.
Maricela Ramírez
Un menú saludable
Ramírez sugiere que en el desayuno haya cereales (pan, harina, maicena, hojuelas de maíz o víveres), lácteos como yogurt, queso, leche… y frutas, preferiblemente las más ricas en fibras.
En la merienda mañanera, que debe ser a eso de las 10:00 o 10:30 de la mañana, un wrap mediano de jamón, queso bajo en grasa y lechuga puede ser una rica opción para alimentarle sin temor a que aumente su peso.
De almuerzo puede haber 60% de carbohidratos (arroz, pan, víveres, pastas), 25 % de vegetales hervidos o crudos, y 15 % de proteínas (pescado, pollo, res). Se recomienda que la mitad del plato sea de ensalada y o verduras, y una cuarta parte de proteínas (pechuga de pollo, pescado blanco a la plancha).
Luego de la segunda merienda que, según Ramírez, lipidóloga clínica, debe ser a base de una fruta (kiwi, manzana verde, melón, lechosa), llega el momento de la cena, que es recomendable que sea temprano. Ésta puede consistir en una ensalada verde con una porción de proteína (clara de huevo, jamón de pavo y tuna).
En definitiva, son cinco comidas al día, con intervalo de tiempo de tres horas entre una y otra, informa la a endocrinóloga que es miembro de la Asociación Dominicana para el Estudio de la obesidad (Adodeo). Exhorta combinar estas comidas con ejercicios de acuerdo a la edad del menor.
Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la mejor manera de evitar casos de niños con obesidad es definiendo una alimentación desde el nacimiento: la lactancia materna exclusiva durante los primeros seis meses de vida, es ideal.