Santo Domingo, República Dominicana.- De nuevo, el país está de luto. No suelo acostarme temprano, pero ayer fue una excepción y me desperté con la avalancha de comentarios sobre la tragedia del desplome del techo de la icónica discoteca Jet Set alrededor de las 12:50 de esta madrugada y su letal consecuencia.

Hasta ahora las cifras oficiales dan cuenta de 58 decesos. Unos 155 traslados, que implican una mayor cantidad de personas, pues en la ambulancia puede haber más de una víctima, quienes son llevados a uno de los más de 20 centros sanitarios públicos y privados que se han constituido en red para atender a los heridos con cerca de 100 camas adicionales disponibles.

El aforo estaba repleto. Se estima que alrededor de 800 personas podrían haber estado disfrutando de una fiesta amenizada por el querido merenguero Rubby Pérez, quien permanecía bajo los escombros, junto a muchas otras personas, entre ellas, miembros de las familias Grullón y Estrella que celebraban el cumpleaños de uno de sus integrantes, así como otras personas conocidas en los ámbitos deportivo y del entretenimiento.

Entre los 58 fallecidos, de manera oficial, las autoridades han informado sobre víctimas con perfil público, la gobernadora de Montecristi, Nelsy Cruz, el ex lanzador de Grandes Ligas Octavio Dotel, el diseñador Martín Polanco y el artista Rubby Pérez, y otros.

Todo el sistema de respuesta ante desastres está activo. Al área, identificada como «zona cero» se han presentado desde el presidente Luis Abinader, el ministro de Salud, Víctor Atallah, familiares y amigos desesperados y sumidos en la incertidumbre, hasta curiosos y aprovechados cuyo morbo no tiene límites.

El momento llama a la solidaridad, la reflexión, la oración, el respeto y la empatía. Usted sabe de hoy, pero no de mañana. Muchos nos libramos de ser protagonistas de este hecho, pero ¿qué tal si nos toca ser los próximos en vivir situaciones semejantes o más desgarradoras?

Que Dios reciba en su regazo a quienes partieron, se apiade de aquellos que han sobrevivido y llene de fortaleza y consuelo a quienes deben hoy sufrir el dolor de una pérdida repentina. Como expresión de solidaridad y dolor, el presidente ha decretado tres días de duelo oficial, por lo que la bandera ondeará a media asta en todos los recintos militares y dependencias oficiales.

Precisamente hoy escuché a un ministro de la Iglesia invitarnos a amar y manifestar el amor a nuestros seres queridos, pues la vida es un misterio. Ahora la tenemos y quién sabe en un minuto. Este hecho es una muestra, como lo fue la explosión de San Cristóbal, la de Villas Agrícolas o el desplome de la pared del desnivel de la 27 de Febrero con Máximo Gómez.

Mientras, con seguridad, las respuestas a las preguntas que quedan pendientes, llegarán en su momento.