Santo Domingo, República Dominicana.- Ciertos rasgos de las personas, como su pelo y la forma de llevarlo y cuidarlo, son parte de su identidad, seguridad, sensación de valía e incluso estados anímicos.
La importancia del pelo entonces radica en el resultado emocional que surge si aceptamos y nos gusta nuestro autoconcepto impactando así aspectos físicos y sicológicos, explica Adriana Mirabal, M.A. piscóloga, terapeuta individual y sicopedagoga terapéutica del Instituto Regional Psicoeducativo (Resil), de San Francisco de Macorís, provincia Duarte.
«El cabello y la preferencia de cortes, colores, texturas y demás detalles, nos revela, desde el punto de vista psicológico, información personal y por ende de personalidad, ya que es un elemento de la autoimagen de una persona y está relacionado al simbolismo de belleza que hemos validado y adoptado en nuestra concepción de nosotros mismos», afirma la especialista.
Para muchas mujeres, sin embargo, que su pelo esté arreglado o no, no influye en su estado de ánimo.
«Podría estar inmensamente contenta con mi cabellera hecha un desastre y viceversa. Lo que sí me importa es su salud, lo mismo que de otras partes de mi cuerpo», dice Esperanza Solís.
Es como debería ser, pues nuestra autoestima o valía no se mide por cómo es o por cómo llevamos el cabello, asegura Raquel Brito, psicóloga clínica, especialista en psicometría y entrenamiento en manejo de adicciones en Resil.
«Si te amas, no importa cómo luzca tu cabellera porque tu actitud va a determinar en gran medida cómo los demás te perciben», precisa la profesional.
Otras mujeres, como Ana Julia Pérez Paula y Diana Pérez Fernández, afirman que la condición de su pelo sí influye en su estado de ánimo.
«Entiendo que el físico de las personas es un reflejo de cómo nos sentimos. Por ejemplo, cuando una mujer tiene el periodo, o se siente decaída, lo normal es que se arregle un poco más para sentirse mejor, o va al salón a arreglarse para levantarse el ánimo», afirma Diana.
Un estudio presentado por la Universidad de Yale y Pantene apoya esta afirmación al concluir que un mal día con el pelo puede hacer sentir a las mujeres tímidas, inseguras y hasta más nerviosas.
«Hemos descubierto que el pelo es muy importante en términos de implicaciones sociológicas. Un good hair day hace que las personas se sientan más seguras, más sociables y con un mejor estado de ánimo en general», asegura la sicóloga Marianne LaFrance, quien lideró el referido estudio.
La investigación develó que 9 de cada 10 mujeres no estaban contentas con su pelo. El estudio también demostró que el tener un buen día de pelo estaba correlacionado con sentirse más productivo, menos estresado, más descansado, más sociable, más flexible, más fuerte físicamente y más controlado.
A resultados similares también llegó una encuesta realizada por Travelodge a dos mil mujeres británicas en 2013. El 67 % de ellas podrían estropear una entrevista de trabajo si se sienten mal por la apariencia de su pelo, según el estudio.
Por generaciones, esta parte del cuerpo humano ha sido símbolo de fortaleza, vigorosidad y belleza, pero en muchas culturas ha sido limitado a estereotipos.
«Es importante que tengamos una buena aceptación de nuestro tipo de pelo, acabar con el tabú de que hay pelo malo cuando solo hay diferentes texturas. Debemos cuidar lo que decimos a l@s niñ@ y adolescentes con relación a su cabello, ya que puede impactar de forma significativa en su autoestima y personalidad», enfatiza Raquel Brito.
Enfatiza Brito en que es vital que cada persona entienda que tener el pelo de tal o cual forma no es determinante para definirnos como personas.
No es la apariencia sino la esencia, no es significativo cómo luce tu cabello, sino mas bien es la actitud que tomas frente a cómo se vea.