Santo Domingo, República Dominicana.- Para que la economía naranja sea una realidad, se hace necesario establecer una plataforma capaz de articular la cultura con el emprendimiento y la creatividad, generando una cadena de valor sostenible.


Esta plataforma también debe permitir incorporar actividades no culturales tradicionales como la arquitectura, la moda, e incluso componentes urbanos de las ciudades, planteó Felipe Buitrago, ex ministro de Cultura de Colombia, al dictar la conferencia magistral «Economía naranja: una realidad infinita».


Felipe Buitrago hizo una analogía con la industria petrolera, en la que el talento representa el petróleo en la industria cultural y el cual debe ser sometido a un proceso similar de exploración o descubrimiento, explotación y promoción y colocación en el mercado.

“El gran reto es detectar talentos, formarlos, capacitarlos, acercarlos a nuestra cultura, a nuestros orígenes y proporcionarles los recursos que necesitan para producir.  Tenemos el talento, pero debemos ponerles las herramientas y crear la infraestructura para que salgan del fondo”,

El especialista, co creador del término economía naranja y quien se desempeñó como viceministro de Creatividad y Economía Naranja del Ministerio de Cultura de Colombia y consejero presidencial para Asuntos Económicos y Estratégicos de esa nación suramericana, sostiene además que el talento y la cultura no se destacarían sin su articulación con plataformas de emprendimiento.

“Para esto es necesario el desarrollo de políticas de emprendimiento que puedan contar con el Estado, la sociedad y crear mecanismos de apoyo.  En definitiva, tener un entorno adecuado para emprender, herramientas para producir y crear y mecanismos de protección».

Buitrago, conferencista invitado del II Foro Caribe Naranja organizado por las agencias Switch | Havas y SIP Group, entiende que ser sostenible es que la interacción cultural sea respetuosa.

Al hablar de la cultura y su vinculación a la tecnología, resaltó la resistencia en parte del sector a adaptarse a la realidad y entender que el internet, por ejemplo, no es un asunto pasajero.

Esto pareciera un chiste, pero créanme que esto todavía es objeto de conversación en juntas de empresas serias, empresas creativas, canales de televisión, medios de comunicación, editoriales. Dentro del sector mismo de la cultura algunas personas se resisten a entender el profundo impacto de las tecnologías digitales en la manera en que se hace, se comparte, se expresa y se vive la cultura.

Aclaró que se trata de un proceso de reinterpretación de la cultura, no de sustituir lo análogo por la digital.