Santo Domingo, República Dominicana.- El glaucoma es la segunda causa de ceguera en el país, afectando al 2 % de la población.

Aunque es previsible, es una enfermedad silente, que roba la visión de manera irreversibe y asintomática, por lo que pasa inadvertida en muchos casos. Es producida por el aumento de la presión dentro del ojo, lo que ocasiona un lento y progresivo daño del nervio óptico, causando la ceguera irreversible.


Doctora Guillermina Méndez .

“La alteración visual va ocurriendo de forma lenta y sin dolor, el paciente viene a darse cuenta del padecimiento de la enfermedad cuando el daño está muy avanzado. Por esto se le llama al glaucoma: el ladrón silencioso de la visión. La visión que se va perdiendo en el glaucoma es la periférica y la central es la última en alterarse”, afirma la doctora Guillermina Méndez, especialista en glaucoma congénito y del adulto del Instituto Espaillat Cabral.


Por eso y para enfatizar sobre su importancia, cada 12 de marzo, desde 2008, en la República Dominicana se celebra el Día de la Prevención y la Detección del Glaucoma en conjunto con los demás países de Latinoamérica, a través de campañas educativas y de concienciación.

Es más frecuente en adultos mayores de 35 años de edad, de raza negra, en personas que padecen de miopía (dificultad para ver de lejos); hipertensión arterial, diabetes, historia familiar de glaucoma, trauma, entre otras, pero es un padecimiento que puede afectar en cualquier etapa de la vida.

Existen varios tipos de glaucoma en el adulto, siendo más frecuente el de ángulos abiertos, cuando la presión dentro del ojo va aumentando lentamente y destruye la visión sin dolor ni señales de advertencia.

Luego le sigue el de ángulos cerrados en el cual la presión del ojo se eleva repentinamente provocando síntomas como dolor ocular, visión borrosa, náuseas y hasta vómitos, explica la especialista.

También condiciones oculares como traumas, tumores, hemorragias e inflamaciones pueden asociarse al glaucoma.

De acuerdo a la doctora Méndez, los niños desde el nacimiento o en el transcurso de la primera infancia hasta los jóvenes pueden ser afectados, produciendo el glaucoma congénito o el juvenil.


«El niño puede presentar lagrimeo, sensibilidad a la luz y aumento del tamaño del ojo», afirma.


Entonces surge la inquietud: ¿qué hacer para prevenir el glaucoma?

Realizar un examen oftalmológico completo de forma periódica con pruebas diagnósticas simples para medir la presión del ojo y examinar su interior es la mejor forma de prevenir el glaucoma, sostiene la doctora Guillermina Méndez.

Precisa que tras el diagnóstico de la enfermedad y dependiendo del tipo y severidad del glaucoma, se aplica el tratamiento correspondiente, que puede ser tópico o con nuevas técnicas de láser o cirugías ambulatorias.

Méndez advierte que es importante tomar en cuenta que el tratamiento no devolverá la visión perdida al paciente, sin embargo, sí evitará la progresión de la enfermedad y la pérdida total de la visión.