New Jersey, EEUU.- Estuve en el trabajo todo el día esperando el respiro que siempre traen los viernes en la tarde cuando las expectativas son una noche relajada sin la presión de tener que madrugar al día siguiente.


Era demasiado bueno para ser verdad. Cuando salí del trabajo y, como de costumbre, empecé a leer las noticias, lo primero que veo es un titular que anunciaba la cancelación del acuerdo por el que Ucrania otorgaría casi el 50% de sus ganancias por los minerales que produce su territorio a cambio de la continuación del apoyo de Estados Unidos a Ucrania contra la invasión Rusa. Interesante pero no del todo extraño, los acuerdos pueden cancelarse antes de que se firmen.


Lo que nunca imaginé -O tal vez si. Nada debería sorprenderme en estos tiempos- es que la rueda de prensa entre el presidente Donald Trump, el vice presidente JD Vance y el presidente de Ucrania, Vladimir Zelenskyy se convertiría en una vergüenza de la diplomacia y una muestra de la pérdida del mínimo respeto que se debe al primer funcionario de un país al que se considera aliado y que está de visita en tu casa.

Las irrespetuosas y presuntuosas palabras del vicepresidente Vance, interrumpiendo a Zelenskyy cuando el presidente ucraniano explicaba que en el 2013 firmó un acuerdo con Rusia el cual Putin nunca cumplió y decirle con arrogancia que Zelenskyy debería agradecer a Trump, me recordaron los años en los que el tiburón del imperialismo estadounidense navegaba las aguas de Latinoamérica esperando completa sumisión y sacando ventaja de nuestros recursos y riquezas con tratos en los que siempre quedábamos en desventaja y por los que debíamos “estar agradecidos.”

El colmo de la vergüenza fue cuando el presentador de programa Real America’s Voice, Brian Glen, preguntó con sarcasmo al presidente Zelenskyy que si él no es dueño de un traje, en clara referencia al vestuario que a costumbres a usar el presidente ucraniano.

No imagino a ningún periodista acreditado de Prensa Asociada, o BBC, EFE, o Reuters hacer una pregunta tan estúpida y tan venenosa. Al parecer, esos son los seudo comunicadores que Trump quiere en su Casa Blanca. Los que no investigan ni presentan los hechos. Los que solo lo adulan y promueven teorías de conspiración y mentiras.

Todo el evento fue vergonzoso y en mi opinión, más vergonzosa es la actitud de los seguidores de Trump, justificando un comportamiento tan poco presidencial.

Estos son los nuevos tiempos de la era dorada.