SANTO DOMINGO, República Dominicana.- Hace solo unos días que concluyó la vigésima segunda Feria Internacional del Libro y la Cultura Santo Domingo 2019. Fue celebrada del 26 de abril al 5 de mayo.
La novedad es que este año el escenario fue la Ciudad Colonial, donde se desarrollaron unas 1,400 actividades.
Fue dedicada al escritor Virgilio Díaz Grullón y a Puerto Rico como país invitado de honor. Participaron alrededor de 37 librerías y editoras internacionales, al igual que 94 librerías y distribuidoras nacionales, entre ellas ocho religiosas. También tuvieron presencia 25 fundaciones, varias embajadas y universidades.
El sábado 27 en la mañana, poco a poco comenzaron a llegar estudiantes que descendían de los autobuses y se dispersaban junto a sus profesores a distintos históricos lugares. Un grupo hizo una visita guiada al museo de cera de Juan Pablo Duarte, único en su género en la región del Caribe.
Con mucho entusiasmo y atención escucharon la narración y observaron los diferentes episodios de la vida del patricio nacional, presentados allí.
Luego de entrar a diversos templos y museos por los alrededores, no se podía quedar la parada obligada: “El parque de las palomas”, como le llaman al Parque Colón, por la cantidad de palomas que allí concurren, constituyéndose en atractivo para grandes y chicos, quienes se entretienen aliméntadolas con maiz, arroz o migajas de pan.
En ese acogedor lugar y bajo las sombras de los árboles, los pequeñines se divirtieron jugando y correteando, intentando atrapar las palomas. «Lo que a mí me gusta son las palomas», se escuchó decir a uno.
Como es costumbre, los transeúntes iban caseta por caseta observando, tocando y preguntando precios de las obras de su preferencia. A veces encontraban algo de su interés, pero a un precio un poco elevado para ellos, como le ocurrió a Nicol, de 14 años. Acudió a la Feria desde La Puya, en Arroyo Hondo. Buscaba el Diario de Greg. Le gustó también el Diario de Nikki.
En su recorrido, Nicol entró al módulo del Despacho de la Primera Dama y le agradó ver un corto metraje completo sobre cómo se fueron construyendo los primeros edificios en Santo Domingo. El sofocante calor de medio día fue propicio para un refrigerio: descansó bajo las sombras de los árboles del parque y disfrutó de un helado en la calle El Conde.
Dice que no le gustó en ese lugar porque tuvo que caminar mucho para buscar el vehículo en el que llegaron, pues no había parqueo próximo al área de feria.
«Lo que más me gusto fue la casa de Duarte!», exclamó Cristóbal, un niño de tercer curso de la primaria mientras esperaba junto a sus compañeritos el autobús que los iba a llevar de regreso a la escuela Emilio Rodríguez Demorizi.
Otro niño, un poco disgustado, se quejó de no poder correr a sus anchas, pues había muchísima gente y las profesoras no lo soltaban. «Solo me llevaron a lugares donde se sentaban a observar y escuchar. A mí no me gustó».
«Estuvo bien», afirmó Jonathan, de 15 años. Estudia en el Centro de Excelencia República de Colombia del ensanche Luperón. “Fui varios días a hacer un trabajo comunitario. Participé en varias charlas y conferencias, pero lo que más me gustó fue una charla a cargo de Alfonso Rodríguez».
La Asociación Dominicana de Profesionales del Cine (ADOCINE), por primera vez tuvo su participación en la Feria del Libro. Aunque su espacio estaba ubicado cerca de la Plaza de España, hacían sus presentaciones audiovisuales y charlas en el Colegio Dominicano de Ingenieros y Arquitectos. (CODIA).
«Me encantó la feria este año», manifestó Alexandra, también de 15 años. Asistió el sábado en la noche y dijo que vio muchas personas bailando y otra caracterizando a Cristóbal Colón. Vio también personas tocando instrumentos musicales, así como muchos turistas comprando libros, que para ella estaban a buen precio porque encontró el libro «Once minutos y medio», de Paulo Coelho a 150 pesos. Otros títulos de su interés fueron Mi otra Penélope y Juventud en Éxtasis.
Una de las profesoras de niños de primero, segundo y tercer grado, asistió el viernes tres de mayo. Para ella, los libros tuvieron muy buen precio, a juzgar por sus visitas a las casetas de Santillana, Actualidad y Susaeta. La satisfizo además que sus alumnos recibieran una valiosa e instructiva sesión de historia en el museo de cera de Duarte.
El domingo 5 en la mañana una niña, que asistió con los miembros de la sala de tarea de su iglesia, confesó a Con Sentido Social que lo más atractivo para ella fue el Museo Trampolín, donde la deslumbraron las estrellas, los peces, las ciudades que mostraban… Y que no quiso libros de colorear porque ella ya está grande. Le interesan más las historietas.
Cada día de feria estuvo lleno de actividades. Una de ellas fue la presentación de la obra «El Quijote del Barrio”, del colectivo Mal Educado, en una variación libre de Don Quijote de La Mancha.
Frente a La Capilla de los Remedios tuvo lugar una concurrida presentación al aire libre del grupo Piquete, con música tradicional de Bomba y Plena, de Puerto Rico.
Y así, dentro de las 1,400 actividades realizadas hubo charlas, conferencias, recitales, conversatorios, presentaciones artísticas, talleres, puestas den circulación de 38 libros, lecturas y debates literarios, presentación de corto metrajes, películas, obras de teatro y tertulias.
La Feria Internacional del Libro 2019 culminó con mucho beneplácito de sus organizadores, de los participantes y, en general, del público asistente que, según informó en rueda de prensa el ministro de Cultura, Eduardo Selman, fue de más de un millón de personas.
Dijo que fue un éxito y anunció que a partir de ahora, la Feria del Libro se traslada de manera definitiva a la Ciudad Colonial.