Santo Domingo, República Dominicana.– Desde que se inició la cuarentena sonaron las alarmas en todo el mundo porque el nuevo tiempo de convivencia familiar estaba generando situaciones difíciles en el seno de este núcleo social.

Para principios de abril ya se reportaba un aumento entre un 25 y un 90 por ciento en las denuncias de violencia intrafamiliar según datos registrados en países como Francia, Rusia, México, Reino Unido, Colombia, Estados Unidos, entre muchos otros, lo que motivó el llamado realizado por el Secretario General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Antonio Guterres, a los gobiernos a observar esta situación y tomar las medidas precautorias y de protección necesarias.

La exacerbación del comportamiento violento es solo una manifestación, quizás la más evidente, pero la inestabilidad familiar en este tiempo de cuarentena puede tener tantas causas como el número de miembros que la integren porque a cada quien la asume de forma distinta.

“Los seres humanos no estamos preparados para el encierro o la limitación de la circulación en los espacios que suponen libertad”, afirma la sicóloga clínica Sandra Fernández.

Por tanto, -indica- la cuarentena a causa del coronavirus (COVID-19) se torna compleja y plantea un reto en el hogar, donde se supone debe reinar la sana convivencia.

Refiere también que representan riesgos para la armonía familiar emociones negativas como la ansiedad, la incertidumbre, la ira, la depresión o el miedo, u otras que pueden estar experimentando los integrantes de una familia en la actual situación.

Otro elemento que atenta contra la sana convivencia es la natural necesidad del movimiento físico que tienen los seres humanos para su desarrollo saludable, en especial los más pequeños.

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Dado que esta movilidad es parte importante del desarrollo fisiológico y psicológico en la niñez, estos podrían ser los más afectados física y mentalmente por la cuarentena, por las limitaciones que esta implica para canalizar toda la energía que supone deben liberar, así como por el aislamiento social.

Ante el cuadro, Fernández recomienda, como primer paso, practicar normas básicas que pueden ayudar para crear y mantener un ambiente armónico en el hogar:

  • Comunicación
  • Evitar las comparaciones y los juicios de valor
  • Fomentar el sentido del humor
  • Expresar el afecto
  • Respetar la privacidad
  • Establecer tiempos juntos de calidad
  • Distribuir las tareas de la casa, entre otras
Family stay at home. Mother with little son. Coronavirus theme.

Autorregulación

Sandra Fernández asegura que es la autorregulación el mecanismo más eficaz para sobrellevar un proceso de crisis.

Sandra Fernández, sicóloga clínica.

“Es en estos momentos donde la inteligencia emocional juega un papel indispensable para manejarnos y lograr revertir esas emociones de negativas a positivas”, asegura, afirmando que la autorregulación puede ayudar a los miembros de la familia en el control de sus estados e impulsos.

“A su vez, la autorregulación incluye la adaptabilidad e innovación.  Ambos nos hacen capaces de flexibilizarnos a fin de afrontar los cambios para sentir bienestar”, afirma la también directora académica de la Academia Regional Penitenciaria, quien ha acumulado experiencia en el tema del encierro, al trabajar con privados de libertad.

Adaptabilidad

Precisa la profesional de la conducta que además del coeficiente intelectual, ya hay estudios que hablan sobre el coeficiente de adaptabilidad (AQ) refiriéndose a las cualidades que poseen los seres humanos que les permiten desarrollar la capacidad de cambiar hábitos y salir a camino rápidamente cuando el entorno lo exige.

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“La adaptabilidad mezcla flexibilidad, curiosidad, coraje, resistencia, habilidad de resolución de problemas, entre otras.  Si ponemos todos esto en el contexto actual, probablemente todos nos veamos reflejados”.

 

En adición, varios miembros de la familia deben seguir trabajando desde sus hogares, lo que agrega un elemento más al ya complejo escenario.

Lo ideal en este caso es contar con un espacio y con las herramientas desde donde puedan cumplir y dar respuesta a sus compromisos, dice Fernández.

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Su primera recomendación es diseñar un horario de actividades que contemple las horas diarias que se dedicará al trabajo y conversarlo con los miembros de la familia a fin de lograr el respeto a ese tiempo de trabajo.

Cambio

Debido a que las actuales generaciones no han tenido experiencia de situaciones como esta, y partiendo de las consecuencias negativas que ha estado dejando la pandemia, la sicóloga hace algunas recomendaciones para que los miembros de la familia puedan enfrentar de la mejor forma las secuelas de la misma, como por ejemplo la pérdida de familiares y amigos, que profundiza los estados emocionales negativos que puedan estar latentes.

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Aconseja en primer lugar recurrir a terapias para el manejo del duelo, para la ansiedad, el estrés, la ira, resolución de conflictos, manejo del cambio, familiar, de pareja, cognitivo-conductual, de desahogo, entre otras, según sea el caso.

 

“El manejo en cada caso debe ser personalizado dependiendo del nivel de gravedad o profundidad detectado por el terapeuta.  Es importante saber que el manejo del cambio se da en etapas y que cada etapa puede traer un nivel especifico de dificultad que puede llevar a comportamientos que salgan del control que pudieran ser tratados con las terapias antes mencionadas”.

Explica Fernández que las etapas en los procesos de manejo del cambio son:

  1. Negación (puede provocar ira, conflictos, estrés),
  2. Aceptación (puede provocar ansiedad, nerviosismo, curiosidad, miedo)
  3. Adaptación (puede causar nostalgia, pero se desarrolla la creatividad)

En cualquier caso, se trata de construir una nueva realidad que provoque bienestar dentro de la cotidianidad teniendo en cuenta las oportunidades al alcance, las limitaciones y poner a prueba la creatividad, asegura la sicóloga clínica.

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“Las especies necesitan adaptarse y cambiar, según varía el entorno donde viven, si quieren sobrevivir. Aquellas especies que cambian, sobreviven y prosperan; las que permanecen en el mismo estado, se extinguen”, concluye Sandra Fernández citando a Darwin a modo de reflexión final, indicando que a la familia no le queda otro camino que hacer precisamente eso: adaptarse y cambiar.