Santo Domingo, República Dominicana.- “Cielo, ¿cuánto tu ganas? le preguntó a su esposo, tratando de prepararlo para darle la noticia.

“Ve pidiendo aumento porque seremos padres de trillizos”, le dijo. Y así comenzó una nueva etapa en su vida, “cosa que no cambio por nada en el mundo”, afirma Alianny Abreu.

Siempre soñó con tener su familia. La idealizó con romanticismo: una familia pequeña, un hijo, dos, a lo sumo.

Pero tiene cinco.

Alianny es una madre joven. De contextura frágil, pero de fortaleza envidiable. Melliza, risueña, noble. La ternura hecha persona. Siempre positiva, con una sonrisa a flor de labios y palabras de aliento para quien las necesite.

Su idea de una familia siempre fue la tradicional, como lo aprendió en su hogar, junto a sus padres Ángela Núñez y Aníbal Abreu, y sus cuatro hermanos Johanna, Aníbal, Alianna y Luis, al lado de quienes asegura haber tenido una hermosa infancia.

Para ella fue un balde de agua fría cuando la doctora le informó la novedad. No podía creerlo, si apenas hacía ocho meses había dado a luz a su hijo Derek y su visita a la consulta era solo un chequeo de rutina.

Se resistía a aceptarlo porque ella y su esposo, Carlos Espinal, estaban planificados! “Usted me está relajando”, le dijo con completa incredulidad a la doctora.

Alianny Abreu sostiene a sus trillizos con apenas unos meses de nacidos durante una sesión fotográfica en compañía de sus hijos Johan y Derek.
Alianny Abreu sostiene a sus trillizos con apenas unos meses de nacidos durante una sesión fotográfica en compañía de sus hijos Johan y Derek.

Incertidumbre y temor la embargaron.  Se preguntaba cómo una pareja de clase media, con recursos insuficientes iba a poder sostener cinco hijos. Definitivamente, los cálculos no daban!

Además, estaba latente el peligro que representaba para su salud este embarazo.

La tierra se sacudió bajo sus pies. Pensó que el mundo se le venía encima. Pero su fe y fortaleza la llevaron adelante.

“Desde que salimos embarazados nos restringimos mucho porque sabíamos lo que venía en camino”. Recuerda que el proceso fue costoso porque tenía que tomar proteína, vitaminas, progesterona y otros medicamentos necesarios para conservar a los niños.

Pese a los implacables malestares, Alianny mantuvo la luz en sus ojos y su eterna sonrisa.

Los muchos de Alianny en una sesión de fotos familiar.
Los muchos de Alianny en una sesión de fotos familiar.

En el poco tiempo que trabajó nunca se le vio desaliñada. Pelo arreglado y maquillaje siempre fueron una constante: “Antes muerta que sencilla; no se puede perder el glamour” decía con picardía.

Pero muy pronto debió tomar licencia y pasar meses en cama, hasta que llegó el día en que creció su fortuna.

Desde que cayeron en la panza fue con alto riesgo.  Me mantuve acostada desde el primer mes hasta los siete. A las 32 semanas me comenzaron a dar contracciones y tuvieron que internarme por un mes completo para mantenerme monitoreada y medicada. Recuerdo que hasta pacientes internos iban a la habitación a verme. El día 10 de diciembre nacieron mis angelitos, de tres libras y media y en salud, gracias a Dios.

A partir de entonces dice haber iniciado una hermosa aventura con ellos, sin embargo, confiesa que fue una etapa muy difícil.

La joven madre, Alianny Abreu, junto a sus cinco hijos.
La joven madre, Alianny Abreu, junto a sus cinco hijos.

“Creo en Dios; creo en que la familia es el legado más grande que Dios nos ha dado para demostrar su amor por nosotros”, afirma.

Por eso, sus hijos Johan, Derek, Darwin, Derwin y Dylan, son su más grande tesoro.  “El tiempo que paso con ellos no lo cambio por ninguna fortuna, por nada”, enfatiza.

Lo más difícil para Alianny, es “despegarse” de sus hijos para cumplir con la responsabilidad de trabajar. “Aparte de que cuando se enferma uno caen todos por día!”, refiere riendo a carcajadas.

A quienes tienen la curiosidad, les confirma que identifica a sus hijos por su comportamiento más que por rasgos físicos y que lograrlo le tomó tiempo.

La diversión es una constante en la agenda familiar.
La diversión es una constante en la agenda familiar.

Medita, y afirma: “Lo más hermoso es cada momento que paso con ellos porque es un aprendizaje constante.  Quién dijo que sería fácil la labor de súper mamá?, pero sinceramente que vivo cada segundo que estoy con ellos explorando y aprendiendo cada día más. No soy la madre perfecta, pero sí la más feliz”.

Y a propósito, asegura que la maternidad la llevó a valorar más a doña Ángela, su madre.  “A la guerrera que desde pequeña nos enseñó sobre el valor de la responsabilidad, el respeto, la honestidad. Ya entiendo a mi madre porque antes decía: Pero mami si se afana la vida porque todo lo hiciéramos bien, ahora ya sé cómo se siente y me pongo sus zapatos”.

Alianny, “la madre de los muchos”, como la llaman, dice que no puede adivinar cuál será el futuro de sus vástagos, pero sí está segura de que estará siempre extendiéndoles su mano cuando la necesiten.

La cotidianidad en el hogar de Alianny es caóticamente divertida, sobre todo en estos tiempos de cuarentena.
La cotidianidad en el hogar de Alianny es caóticamente divertida, sobre todo en estos tiempos de cuarentena.

Ellos son mi vida y espero en Dios poderlos guiar siempre. En este camino tan largo espero ser ejemplo de madre y que puedan valorar todo lo que hemos hecho por guiarlos en su camino.

Alianny Abreu desea que sus hijos sean hombres felices, que no vivan de apariencias y que sigan siempre sus sueños; que no se lleven del qué dirán, que sean hombres responsables, temerosos de Dios, honestos, que sepan que con esfuerzo, dedicación y perseverancia todo se logra.

Un equipo de ángeles

Siempre recuerda y agradece al equipo de ángeles que le dio el apoyo en el momento que más lo necesitaba.

“Conté con unos ángeles que me regaló papa Dios de familia, mi esposo, mi madre, mi mella y una doña que quiero con toda mi alma, Juana, se internaron en mi casa durante todo el proceso de riesgo, los famosos 40 días.  No dormíamos ni de noche ni de día porque cuando no era uno que gritaba era el otro y el otro. Derek, que tenía en ese entonces año y medio, demandaba mucha atención por ser pequeño también; Johan, el mayor, con su poca edad también nos ayudaba mucho”.

También la hermana de su esposo, que vive en Estados Unidos, otras personas e incluso algunas instituciones integraron el referido equipo de ángeles.