Fotografías: Elvys Joe

Santo Domingo, República Dominicana.- Visiblemente emocionado, Jorge Suriel, presidente del Grupo Suriel, recuerda su experiencia al convertirse en padre por primera vez.

“Yo era muy joven. Apenas tenía 20 años cuando nació mi hijo. Estudiaba en la universidad y no teníamos planes de aumentar la familia tan rápido, pero su llegada fue algo maravilloso”, manifiesta con una sonrisa que le ilumina el rostro.

En su experiencia, tener un hijo te cambia el sentido de la vida, te llena de plenitud, de grandeza, te genera nuevas prioridades, te da una razón por quien preocuparte y te da un motor para generar cosas nuevas.

La familia Suriel Ramírez.

“Cuando uno ve por primera vez ese ser que es parte de ti, te quedas de una sola pieza y te preguntas: ¿pero es cierto, es real, es mío? Con el paso del tiempo te vas dando cuenta que tiene tus mismos rasgos, gestos y muchas otras cosas en común. Verlos dar sus primeros pasos es algo verdaderamente extraordinario”, afirma.

Este orgulloso padre procreó tres hijos con la señora Rita María Ramírez Díaz. Cada uno con cinco años de diferencia.

Jorge, el mayor, tiene 30 años. Es graduado de mercadeo. Su progenitor lo define como un joven entusiasta, apasionado, planificador y organizado en el trabajo. Se exige mucho.

Luego está  Luis, de 25 años. Ingeniero industrial. Este es más metódico, calcula, proyecta, hace lo que haya que hacer a su tiempo, con calma.

Los Suriel Ramírez.

El más pequeño de la familia Suriel Ramírez es Javier, de 20 años. Estudia cine en Intec.  Es bohemio, de hiperactividad total. Dice que no puede estar tranquilo en un solo sitio, que no puede estar sentado todo el tiempo en un escritorio.

Aunque de temperamentos, personalidades e intereses distintos, todos tienen un denominador común, a decir de su padre: «Tienen un corazón muy noble».


No tengo quejas de ellos, son unos muchachos fabulosos, muy entregados a su familia. Ellos saben que siempre podrán contar con su padre cuando lo requieran”.


Señala: “Viví mucho el desarrollo de mis hijos. Mi esposa Rita y yo trabajábamos. Siempre me he levantado temprano, les preparaba el desayuno a mis pequeños, los llevábamos a la escuela, compartíamos con ellos cada vez que teníamos la oportunidad. Aunque ya crecieron seguimos igual de unidos, somos un equipo, como los tres mosqueteros, ´Uno para todos y todos para uno´”.

Todavía en la actualidad se reúnen en casa básicamente los domingos y aprovechan para compartir los cuatro sus juegos favoritos, como el dos para dos, uno contra uno, el que pierde sale.

«Nos encanta el play station, también el fútbol de la Fifa y la Major League Baseball. Lo disfrutamos al máximo».

Los juegos de mesa forman parte de las amenidades familiares de los Suriel Ramírez.

También los juegos de mesa forman parte del entretenimiento de los Suriel. En estos participan las damas de la familia. Otra de las diversiones consiste en montar jeep 4×4. «Nos vamos al monte a practicar”, revela.

Jorge Suriel, en su rol de padre responsable, manifiesta que ya de adolescentes, les permitía a sus hijos salir a compartir con los amigos. Ellos podían irse con el papá de cualquiera de los otros muchachos, pero de regreso, él se encargaba de ir a buscarlos, para estar seguro de que regresarían con bien a casa.

Para este destacado hombre de negocios, el mayor legado que él puede dejar a sus hijos es el mismo transmitido a él por su padre Roberto Suriel (fallecido), que es el compromiso y elamor por el trabajo, la honestidad y la humildad.

Jorge Suriel ansía que su nieto Alonso crezca para que le acompañe en las actividades deportivas.

Con relación al tipo de crianza, Jorge Suriel señala que cada momento tiene sus luces y sus sombras. En el tiempo de sus padres, para ellos la forma correcta de educar era el castigo y que los muchachos no podían hablar.

Sin embargo él ha sido diferente con sus hijos. “Siempre les he dicho que ellos pueden manifestarse con el debido respeto, porque somos amigos, pero tienen que tener claro que soy su padre. Dicho así porque de esta forma les enseñamos a que tienen que respetar las autoridades, los símbolos patrios, su jefe, su socio o cualquier persona que interactúe con ellos. Si usted no pone claro esos términos, de ahí es que vienen los conflictos”, puntualizó.

Su orgullo, satisfacción y alegría rebosan en el empresario porque ya se convirtió en abuelo. Espera que el pequeño Alonso se sume al grupo de las competencias deportivas familiares.

“Sueño con que ya mi nieto esté grande para que me acompañe a jugar play station y al campo a montar los 4×4”, expresó con una gran sonrisa.