Santo Domingo, septiembre 2019. La Fundación Grupo Puntacana tiene jardineros de coral.
Ellos se encargan de trabajar en viveros sub-marinos en el marco del programa de restauración de corales que desarrolla esa organización.
Han sido entrenados y certificados por la Fundación para esas labores no solo para responder al crecimiento que ha experimentado ese programa, sino y principalmente para brindar alternativas de trabajo a pescadores de la zona que vivían de «arponear los peces colorados de los arrecifes».

Esta acción responde a una política creada por la Fundación que prioriza la contratación de pescadores en las diferentes áreas de la entidad para dar alternativas de empleo dignas y bajar la presión de la pesca artesanal no regulada en los arrecifes.
«La restauración de coral requiere mano de obra trabajando en viveros sub-marinos, un trabajo manual que no requiere mucha experiencia técnica sino práctica bajo el agua. En lugar de contratar biólogos marinos decidimos certificar a un grupo de pescadores locales como buzos y les entrenamos en la restauración de corales», refiere Jake Kheel, director ejecutivo de la Fundación Grupo Puntacana.

En una nota remitida a Con Sentido Social, Kheel explica que la incorporación de un grupo pescadores para el cuidado y limpieza de dos kilómetros de las barreras flotantes que se instalaron en las playas para protegerlas sobre las grandes cantidades de sargazos que empezaron a llegar a la zona a partir del 2011, fue otro de los proyectos desarrollados por el Grupo Puntacana como parte de su política.
Jake Kheel considera que la lección más importante de la experiencia de Fundación Grupo Puntacana es la necesidad de complementar los límites de explotación pesquera con la creación de nuevas oportunidades para la comunicad de pescadores y sus familiares.
En ese sentido, entiende que el sector privado debe constituirse en un actor clave para encontrar soluciones de empleos nuevos para así convertir a los pescadores en actores de impacto positivo a la protección de la biodiversidad y los recursos naturales.
“La integración del sector privado a las iniciativas de conservación del estado no es solamente una meta loable, es imprescindible», enfatizó Kheel, quien valora las medidas que han tomado las autoridades durante los últimos diez años.

Entre estas citó el reforzamiento de las vedas, la creación de acuerdos de co-manejo de áreas protegidas marinas con diferentes organizaciones sin fines de lucro, incluyendo la creación de reservas pesqueras y el aumento en la vigilancia y control de las áreas costeras.
Sin embargo, precisa, se hace necesario lograr una implementación efectiva, coherente y coordinada entre entidades de los sectores público, privado y sociedad civil para continuar trabajando a favor de la protección ambiental.
“A pesar de contribuciones positivas al medio ambiente, la implementación de límites de explotación pesquera también crea un reto socio-económico importante para el país. ¿Cuál será el impacto a los miles de pescadores artesanales que dependen de la pesca para el sustento? Por ejemplo, se estima en ciertas zonas del país, entre el 40% a 60% de la captura local es pez loro, una especie que estuvo en veda durante los últimos dos años. ¿Que alternativas de vida viables se puede encontrar para esos pescadores? “.
Las respuestas a estas preguntas podrían estar contenidas en los planteamientos que hará el especialista en la charla que ofrecerá a pescadores, autoridades y empresarios turísticos de Barahona durante la segunda edición de la Fiesta del Mar en la Perla del Sur, el sábado 21 de septiembre a las 10:30 a.m.