Santo Domingo, República Dominicana.- Como una amenaza para los acuíferos de la zona de Punta Cana es calificado el nuevo Aeropuerto Internacional de Bávaro.

Además, la construcción de esta infraestructura frustraría la construcción del acueducto proyectado para detener la salinización de las aguas subterráneas que abastecen los hoteles y la comunidad circundante, proceso que se considera como un grave peligro para la sostenibilidad del turismo en la zona de Punta Cana, Bávaro, y toda la costa del extremo este de la isla.

Las consideraciones están contenidas en un análisis del impacto ambiental que provocaría la construcción de la nueva terminal aeroportuaria y subsiguientes estructuras hecho por los técnicos de la Asamblea Nacional Ambiental (ANA).

Área protegida

En el documento, los expertos ambientalistas proponen que por sus características, en previsión del cambio climático, y para proteger los acuíferos, esa zona debería ser clasificada como área protegida.

Este equipo de profesionales estuvo integrado por:

  • Domingo Abreu Collado (arqueólogo, espeleólogo y ambientalista),
  • Milton Martínez (agrónomo, dasónomo y ambientalista),
  • Yeral Segura (técnico en manejo de recursos naturales, ornitólogo y ambientalista) y
  • Tomás Montilla (cartógrafo y ambientalista).

La información disponible, dice ANA evidencia “un avance severo en la salinización de las aguas subterráneas en la zona”, pero el Estado y la empresa privada han escogido como alternativa recurrir “a las mismas aguas subterráneas». El problema es que la construcción de estructuras en esa parte «entre ellas el aeropuerto Bávaro, pone bajo amenaza a las aguas que se están contemplando como la solución al problema de salinización con la construcción de un acueducto”.

Destaca el informe que en el farallón y en todo el  área cársica existen “miles de cuevas de interés natural y cultural”.

Asimismo, explica el documento, la pluviometría en el área comprendida entre la desembocadura de los ríos Maimón y el Yuma, “hace de esta zona uno de los segmentos del llano costero oriental con mayor caudal de agua subterránea, visto que solamente existe un río superficial entre ambas desembocaduras citadas: el río Anamuya, cuyas aguas provienen desde las alturas del extremo este de la cordillera Oriental”.

ANA estima que unos 2,400 millones de metros cúbicos de agua de mueven en el subsuelo de la zona costera, lo que en principio parece abundante, pero una buena parte fluye hacia zonas profundas y sólo se utiliza la parte más próxima a la superficie y eso explica la salinización como consecuencia de la sobreexplotación, proceso que comenzó a registrarse 15 años atrás.

Actualmente, destaca ANA, se estima solo en Bávaro-Punta Cana hay al menos 140 pozos operando para centros hoteleros, y en la zona de Verón, entre pozos y filtrantes, hay más de 2,000. Además se estima que la población establecida en la zona suma más de 120 mil personas.  Para 2015, el Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos (Indrhi) estimaba la demanda de agua en la región en 21.20 millones de metros cúbicos por año, y proyectó que en el 2020 subiría a 31.80 millones y en el 2025 a 55.65 millones”.

Monumento natural

 La  amplia diversidad florística observada es a primera vista un indicador de la notable abundancia de aves asociadas a la misma; e igualmente, el nivel de especialización de muchas de las especies observadas en la colonización de zonas con presencia continua de agua, nos remiten a la tipificación de esta zona como una DISTRIBUIDORA DE AGUA en el contexto del acuífero Bávaro-Punta Cana”

De acuerdo a la entidad, esta condición “es mérito suficiente para que dicha zona sea objeto de estudio para ser declarada por lo menos MONUMENTO NATURAL y que se le incluya en el Sistema Nacional de Áreas Protegidas, con la misión de detener el avance de la cuña de sal que ya ha sido reportada en la región en la que debe ser la de más alto crecimiento poblacional”.

Durante el recorrido por la zona para observar la avifauna los técnicos pudieron identificar 23 tipos de aves residentes y 6 endémicas, que serán desplazadas por la destrucción de las manchas boscosas existentes.