Santo Domingo, República Dominicana.- La decoración es una pasión que corre por las venas de las mujeres de la familia Suárez.
«Esta pasión ha pasado de generación en generación. Mi abuela se lo trasmitió a mi madre, mi madre a sus tres hijas y nosotras a los nuestros».
Así lo manifiesta Érika Suárez, quien funge como encargada de decoración de la empresa familiar especializada en organización de eventos Di fiore.
Al hablar de sus inicios, a Érika le aflora una sonrisa y se le ilumina el rostro.
“La historia se remonta a 1981, cuando mi mamá Lillin de Suárez, junto a su madre, se dedicaba a montar el Santísimo en la Casa de la Anunciación, de la comunidad Siervo del Cristo Vivo. Su facilidad para trabajar con las flores hacía que la decoración fuera cada vez más bonita, llamando la atención de los feligreses que asistían a misa, quienes mostraban su admiración y elogios”.
Luego, las damas de la iglesia comenzaron a pedirle a mi madre que le decorara las bodas de sus hijas, señala Érika.
Este trabajo demandaba muchas horas de su tiempo, dice. «Ella comenzó a salir mucho de la casa y mi padre le dijo que ya era hora de que esto dejara de ser un hobbie, que debía establecer un negocio de manera formal y comenzar a cobrar”, explica.
Asegura que en principio sus hermanas y ella eran pequeñas. Veían a su mami trabajando en la casa y comenzó a llamarles la atención. Ella les enseñó el manejo y cuidado de las flores, las llevaba a los hoteles donde se realizarían la bodas y la ayudaban a poner los veloncitos y las servilletas. Así, explica Érika Suárez, desde que tuvieron edad suficiente se integraron con mayor responsabilidad y el negocio comenzó a tomar forma.
Erika recuerda que sus hermanas estudiaron carreras afines con la empresa familiar. Una se graduó de arquitectura y la otra en administración hotelera. Pero ella se resistía un poco a involucrarse de lleno en este oficio. De hecho, estudió economía y comercio internacional.
Pero al final entendió que esto era lo que le convenía y se especializó en diseño floral, además de planificación de eventos, entre otros.
“Aunque nuestra madre comenzó en la casa con la decoración de bodas hace 38 años, abrimos el primer local formal en el año 2001; luego, en 2007 inauguramos donde estamos ubicados en la actualidad”, señaló, refiriéndose a la tienda de la Gustavo Mejía Ricart.
“Aquí en este local comenzamos como organizadores de todo tipo de eventos. Lo demás se ha ido agregando en el camino, como es el caso de los paisajismos, la tienda de regalos y la floristería. Además, contamos con un almacén en Herrera”, manifiesta esta joven, que no deja de dar gracias a Dios por las bendiciones y los favores recibidos.
En lo concerniente a la Navidad, Erika sostiene que para ella y su familia esta es la época más bella y especial del año porque se conmemora el nacimiento del niño Jesús.
“Todas somos devotas del niñito. Es quizás por esta razón que nos esmeramos tanto en la decoración de la tienda y abrimos nuestra casa para recibir a nuestros invitados, en un ambiente lleno de luces y elementos alegóricos a esta fecha”, sostuvo notablemente emocionada.